Haur Eskola
El niño/a construye su conocimiento a través de la experiencia, de la exploración y estando en relación tanto con materiales como con el “otro” (educadores y niños/as). Sobre esto, construimos las siguientes propuestas educativas:
Organizamos el aula con diferentes “rincones de juego” buscando favorecer el libre movimiento, la autonomía, la libre elección y el juego espontáneo. Diferentes txokos, diferentes tipos de juegos: construcciones, cucú-tras, juego simbólico, juegos de acción y movimiento y juegos de descubrimiento.
Durante los primeros meses son muy importantes los juegos de maternaje que implican abrazar, sostener, dar contención y contactos piel a piel. En ellos el bebé elabora un sentimiento de confianza y seguridad.
El masaje infantil es mucho más que una técnica de estimulación táctil, es el arte de la comunicación con el mundo corporal y emocional del bebé, a través de miradas, sonrisas, contacto y palabras.
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En los juegos de exploración y descubrimiento como el “cesto de los tesoros” y el “juego heurístico”, la curiosidad y la concentración se hacen muy presentes . Ofrecemos materiales muy diversos, en su mayoría naturales, y los niños/as toman sus iniciativas: manipulan, pesan, juntan, separan, encajan, ruedan, etc.
Inspirándonos en el “mini-atelier” de las escuelas de Reggio Emilia, ofrecemos un espacio para el descubrimiento creativo. En grupos de 4-6 niños/as, se realizan diferentes propuestas creativas con gran variedad de materiales (pintura, barro, mesa de luz) que les inciten y favorezcan el desarrollo de los lenguajes expresivos.
No solo surgen habilidades plásticas sino también estrategias sociales, lingüísticas y motrices.
Las bandejas de alimentos incluyen frutas, verduras y materiales continuos como sopa, pan rallado, café molido. Esta propuesta posibilita diversas experiencias sensoriales y acciones lógico-matemáticas. De manera natural se pone en marcha el pensamiento científico ya que a partir de su curiosidad innata, el niño/a se acerca, mira, toca, hace hipótesis, experimenta y finalmente comunica.
Harina, polvo de naranja son materiales que despiertan los sentidos: suave, agradable, aromático ... El sentido del tacto tiene especial protagonismo y posibilita muchas acciones como hacer dibujos, apretarla, esparcirla, etc. También la ponen encima del cuerpo, lo cual es muy interesante ya que las sensaciones de la piel definen dónde empieza y dónde termina el cuerpo. Otra forma de disfrutar es con moldes, cucharas y coladores.
Además de permitir la experimentación, ayuda a conectar con uno mismo invitando a un tipo de acción reflexiva. Se generan las condiciones óptimas para que el desarrollo motor, emocional y cognitivo pueda surgir a través del placer y la satisfacción. Se ofrece arena muy fina y completamente seca, con utensilios para contener, mover, colar y hacer trasvases.
El agua provoca muchas sensaciones y los niños/as se sienten muy atraídos por ella. Además del placer de jugar y experimentar, en este taller se favorece el dominio y coordinación de gestos muy precisos como verter, trasvasar, enroscar, desenroscar, etc.
El protagonista es el “cuerpo global”, entendiendo que el cuerpo también es el lugar de toda la sensibilidad, la afectividad, la emoción y la relación con uno mismo y con el otro.
Permite mejorar el dominio del cuerpo, favorecer el desarrollo óptimo de su personalidad y la expresión de sentimientos y actitudes para dominarlos mejor.
Los materiales cambian según la sesión: palitroques, grandes telas de colores, pañuelos, cajas de cartón, cuerdas, pelotas, balones, anillas de goma, aros, bloques.
Según el enfoque de Regio Emilia, el ambiente es un educador más y para ello la elección de los materiales es clave. Usamos pocos juguetes tradicionales y muchos materiales no estructurados ya que dan lugar a la creatividad espontanea del niño/a.
Nuestra principal influencia viene del enfoque Reggio Emilia (pedagogía de Loris Malaguzzi): el arte, la expresión, el asombro, la calidad del ambiente y el cuidado de los materiales.
Otros referentes: el libre movimiento de Pickler, la obra de Elinor Goldschmied, Maria Montessori y la psicomotriciad de Andre Lapierre